Desperdicio de alimentos: responsabilidad de todos

Según informes de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO), en el mundo se desperdician anualmente 1,300 millones de toneladas de alimentos.

¿Sabías que un tercio de la basura sólida que se genera por año es comida desperdiciada?

Al desechar alimentos, no solo se desaprovecha la comida, sino también recursos naturales y económicos invertidos en la producción de los mismos.

Los alimentos que nunca llegaran a ser consumidos representan un costo económico de aproximadamente $750,000 millones de dólares anuales. Por otra parte, los alimentos que son desperdiciados requirieron altos volúmenes de agua durante su producción o cosecha, alrededor de 550,000 millones de metros cúbicos son utilizados para cultivar alimentos que serán desaprovechados.

Adicionalmente a lo anterior, ¿es posible que los alimentos desechados causen daños al medio ambiente?

La respuesta es Sí. Cuando los alimentos no son reutilizados o destinados a otros propósitos, se pudren en vertederos de basura liberando 3,300 millones de toneladas de gases de efecto invernadero en la atmosfera, siendo uno de ellos el metano, un principal contribuyente del calentamiento global.

Las causas principales del desperdicio de alimentos se pueden englobar en 2 grandes categorías: 1. Las malas prácticas que existen en la cadena de producción y distribución de los alimentos, y 2. Las malas prácticas en el patrón de consumo (actitud del consumidor).

Eduardo Salustiano
Eduardo Salustiano

Malas prácticas en la cadena de producción y distribución de alimentos.

  • Ineficiencia en la cadena de producción; un tercio de la comida se pierde durante lo largo de la cadena de producción.
  • Mala planeación en la distribución de los alimentos.
  • Deficiencias durante la trasportación de los alimentos, mismas que pudieran generar daños irreversibles en los mismos.
  • Nulo empleo de tecnología para la conservación de frutas y hortalizas.
  • Largo periodo de tiempo en almacén.
  • El aguardar hasta el último momento para vender los alimentos, hecho que provoca un grado de avance de maduración o la caducidad de los mismos.
  1. Malas prácticas en la actitud de los consumidores.
  • Compras en exceso.
  • La perfección estética requerida en los alimentos y su empaque para adquirirlos.
  • Reacción exagerada a las fechas de caducidad o consumo preferente de los alimentos.
  • Problemas de espacio en el refrigerador o alacena.

Según estudios de la FAO, el 54% del desperdicio de alimentos en el mundo se produce en la etapa de producción y el 46% restante ocurre en las etapas de distribución y consumo.

En ese sentido, el patrón de consumo representa un porcentaje significativo en el desperdicio de alimentos. Por lo tanto, nosotros como consumidores podemos contribuir en la reducción de desperdicios con acciones concretas, tales como:

  1. Mejorar la planificación de las compras. Recuerda que las compras al mayoreo y sin conciencia incrementan el desperdicio.
  2. Reconocer que la apariencia de las frutas y verduras no afecta la calidad de la misma.
  3. Mejorar el acomodo de alimentos en el refrigerador. Pon aquellos productos próximos a vencer en un lugar más accesible (al frente). En caso algunos alimentos ya estén caducos, utiliza tus sentidos para verificar si aún puedes consumirlo antes de desecharlo.
  4. Reutiliza los alimentos orgánicos a través de composta, papillas, etc.
  5. Dona los alimentos que no vayas a utilizar a los miembros más vulnerables de la sociedad, para ello, se recomienda buscar el banco de alimentos más cercano a tu localidad.

En México, según datos de la Asociación Mexicana de Bancos de Alimentos (AMBA), todos los días se desperdician más de 30,000 toneladas de alimentos en buen estado.

Ling-Yu Wang
Ling-Yu Wang

Si tan solo se lograran recuperar 20,000 toneladas diarias, se erradicaría el problema de pobreza alimentaria en el país. Desafortunadamente, únicamente se recuperan 328 toneladas de alimentos diarios.

Falta mucho trabajo por hacer en nuestro país. Modificando nuestros hábitos de consumo es un sólido primer paso.

Gracias por leernos.

Texto por: Roberto Alejo

Carteles: Tríptico- Aurélie Painnecé – Canadá; Eduardo Salustiano – Brazil; Ling-Yu Wang-Taiwan

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