
Eso es un poco lo que ha hecho Eduardo del Fraile, excelente diseñador gráfico murciano, quien dedicó un mes entero, y en plena navidad, a un proyecto personal solidario. Se trata de un libro de fotografías tomadas durante un viaje a Mauritania acompañando a una ONG que llevaba medicamentos donados por diferentes hospitales españoles. Las cubiertas del libro fueron realizadas con el mismo cartón del packaging de los medicamentos que transportaban a Mauritania… una prueba irrefutable del largo camino realizado. Las ganancias generadas por la venta del libro fueron donadas a la ONG AMAMI de Nouakchott.
Otro caso es el de una estudiante estadounidense, Stephanie Kuga, que busca concienciar a la sociedad sobre la donación de órganos, no sólo persuadiendo a través del diseño gráfico sino también informando, porque creo que allí es donde realmente reside el problema de los bajos índices de donantes: en la falta de información. Una pieza exquisita que cumple su función mires por donde la mires…
Por otra parte, hay que destacar (y me lamenta destacarlo) que sólo se trata de un caso de estudio y que, al menos de momento, no se ha hecho realidad. ¿Por qué siempre los mejores proyectos de diseño relacionados a la responsabilidad social y/o medioambiental son casos de estudio y pocas veces ven la realidad? ¿Será que los diseñadores tendremos que empezar a desarrollar nuestros propios proyectos de concienciación social libres de condicionantes políticos, religiosos y culturales? ¿Y utilizarlos como medio para difundir nuestras causas?…
Tal vez no vamos a hacer que ciertos problemas se erradiquen pero no vamos a ser indiferentes ante ellos. Y al menos informaremos de que están ahí y que se puede coloaborar un poco. Y dejar de pensar tanto en nosotros mismos y lo talentosos que somos. ¡Informemos y hagamos que la gente haga su propio juicio pero con la información necesaria para que tomen una decisión!
gracias por leernos
Dam
Fuente: grafous