¿A poco no en todo el mundo admiran las tradiciones de día de muertos en nuestro país? Y aunque en algunos paises vean con horror el hecho de que los mexicanos celebremos, honremos y hasta retemos a la muerte con audacia y humor, son más los que quedan boquiabiertos ante la riqueza y color de nuestras costumbres.
Desgraciadamente en muchas comunidades urbanas y en clases sociales con mayor adquisitivo, esta tradición ha ido perdiendo terreno con respecto al “Halloween” u otras celebraciones llevadas a cabo el resto del año.
Curiosamente, el día de muertos, es la celebración menos ligada al consumo, ya que no involucra la dinámica de “comprarle algo a alguien”. Al fin y al cabo los festejados en esta celebración no están mas entre nosotros. ¿Será por eso que muchas personas acostumbradas a que “celebrar=gastar dinero”, no le dan la importancia que merece? ¿O tal vez por malinchismo se le da más importancia al día de brujas?
Este post no pretende satanizar (que irónico) las celebraciones de Halloween (porqué también tiene lo suyo y a todos nos gusta un buen disfraz en una buena y macabra fiesta). Mas bien es para invitarlos a seguir celebrando la tradición de día de muertos en sus casas y colonias. A preservar la riqueza de un rito que viene desde las creencias aztecas del viaje al Mictlán y que ha sufrido adaptaciones y transculturaciones muy interesantes a lo largo del tiempo y la historia; pero que sobretodo nos define cultural y socialmente como mexicanos.
A comer pan de muerto y calaveritas de azucar, a escribir calaveritas y a honrar a sus seres queridos con una pequeña ofrenda; mantengamos vivas estas tradiciones y fomentémoslas en las nuevas generaciones.
Estaba el Gus escribiendo en Segunda llamada
cuando la huesuda llegó y exclamó:
Eso de la sustentabilidad es pura ma…
y ahora sí ya te cargó.
El Gus dijo: No sabes con quien te metes
Soy el profesor que hace su ropa de cartón
Pero si me llevas te pido que me avientes
a la composta del panteón.
Está bien, contestó la calaca
A las lombrices llenarías de alegría
un chaparro que apesta a cloaca
no es cosa de todos los días.