Los textos presentados a continuación son parte de la sección Ciudad Natura de la revista DFin -número 1 / feb. 2009- y abordan la problemática ambiental en nuestra ciudad y el mundo. El artículo completo y el resto de la revista lo pueden descargar en el link de Dfin, así como obtener la revista gratuitamente en diversos puntos del DF. Gracias a Alan Favero (autor) y Enid Sánchez (editora)
CIUDAD NATURA
Por Alan Favero
El mundo que vivimos actualmente es aquel de lo desechable, todo está hecho para ser sustituido de una manera fácil, rápida y a un costo relativamente bajo. Todo es susceptible de ser renovado y desechado, cosas, informaciones, aún las personas. Nos encontramos en la etapa culminante de la era de tener, usar y tirar. Vamos por la vida tomando y desechando, pero pocas veces viviendo y aprendiendo.
Somos naturaleza, pero hemos perdido completamente el hilo que otrora nos unía con la tierra, la hemos llenado de pavimento por todos sus lados y cuando tenemos que estar en contacto con ella, he escuchado a más de uno decir, “me ensucio”. Hemos dejado de ser humanos para dar paso a una nueva raza, evolucionando en este mundo que llenamos de bienes y servicios, somos una nueva especie, consumidores. El medio ambiente ha pasado a ser un artículo del que podemos prescindir, ¿cuánto tiempo más la Tierra podrá sostener esta situación? Hasta que eso suceda, espero poder contarme entre los que toman alguna acción para contrarrestar nuestra propia extinción, no hay que olvidar que el mundo ha vivido sin humanos y podrá hacerlo de nuevo sin ninguna dificultad y más allá aún, la armonía natural regresará, sin humanos.
El hilo conductor que une al hombre con la tierra y que hace fluir entre estos dos seres vivientes la vida son todas las ciencias y las artes. El arte hoy se encuentra en la obligación de reflejar la necesidad de transformación del mundo y están de moda las artes que reflejan la que fuera nuestra verdadera relación con la naturaleza si existiéramos bajo el equilibrio natural del mundo; pero una buena pregunta es, ¿qué va a pasar si como tantas cosas que nos han pasado enfrente el arte y la naturaleza pasan de moda? Vivimos en momentos de nuestra historia que son claves para tomar decisiones que no pueden esperar más, que no pueden pasar de moda.
Ya, muévete en bici
La necesidad de aumentar los desplazamientos humanos de una forma sustentable está al orden del día. Existen estimaciones que dicen que los automóviles en nuestro DF se mueven a una velocidad promedio de 10 kilómetros por hora, cuando en bicicleta la velocidad promedio es de 20 kilómetros por hora. Además de no contaminar, nos ejercitamos, vemos la vida desde otra óptica y disfrutamos de pasar a un lado de los autos estacionados en las congestionadas calles y avenidas de la capital. Para entrenarnos en este arte contamos con el programa “Muévete en Bici” que promueve el gobierno capitalino todos los domingos de las siete de la mañana a las dos de la tarde. Los recorridos pueden variar, pero la diversión y el esparcimiento están garantizados. El calendario y los recorridos pueden consultarse en la página de la Secretaría de Medio Ambiente: www.sma.df.gob.mx
Pilas al contenedor
Uno de los residuos sólidos domésticos que contamina por excelencia son las baterías. Cada pila puede llegar a contaminar más de 165 mil litros de agua; en términos sencillos, tres pilas contaminan irreversiblemente el agua contenida en una alberca olímpica.
Si las pilas se tiran con el resto de la basura, hay muchas probabilidades de que en algún momento ésta llegue a la tierra o al agua, provocando daños a la salud increíbles. En el DF existe un programa de manejo responsable de pilas que ha sido implementado con mucho éxito; desde hace más de dos años la capital puso a disposición de todos los habitantes, torres publicitarias con una adaptación para recolección de pilas, se identifican muy fácilmente por la calle. Estas torres de aluminio –los cuales tienen forma de grandes cilindros con un símbolo de reciclaje verde– son los lugares de recolección. Debemos aprovechar la oportunidad que tenemos de reciclar algo de los residuos que producimos en nuestra vida cotidiana. Las torres se encuentran distribuidas en toda la ciudad, existen más de 280 y también reciben celulares viejos, altamente contaminantes.
Los pretextos no existen, sólo tenemos que depositarlos y ya está.
Fuente: Revista Dfin guía de espacios y artificios. Número 1, Febrero de 2009
Autor: Alan Favero